Puntuales a la cita llegamos a la ermita de la Virgen del Prado, donde vamos a comenzar hoy esta última Jornada de Patrimonio de 2022. Los coches van llegando. Todo son saludos, en especial entre participantes asiduos que no habíamos vuelto a vernos desde antes de la pandemia. No ha dejado de llover en toda la semana, pero la lluvia hoy parece que va a hacer una tregua.
La ermita de la Virgen del Prado nos acogió para la inauguración de la jornada. Nos agrupamos y saludamos mientras esperamos a que vayan llegando todos.
Los vecinos y vecinas de Valderrebollo nos
reciben con los brazos abiertos y nos abren también su acogedora ermita donde,
a cubierto del frío, nos presentan el desarrollo de la actividad.
Luisa y Yolanda se encargan de dar la bienvenida y de la inauguración oficial.
La ermita está en la margen derecha del Tajuña. Cuentan que la Virgen se le apareció a un pastor a este lado del río y que, por ese motivo, su imagen nunca podría cruzar el río: cuando la llevaban al pueblo, en el otro lado, siempre regresaba. No hace muchos años la llevaron a restaurar, pero en este caso no volvió sola a Valderrebollo... Se ve que no le importó que la “pusieran guapa” al otro lado del río.
Plaza de Valderrebollo con el rollo jurisdiccional de la villa.
De la ermita vamos a la plaza del pueblo y admiramos su
rollo, símbolo de que la localidad tuvo jurisdicción propia con el rango de Villa. Nos dicen que la cruz que lo corona es nueva, que la donó un vecino.
Al fondo, una casa luce en su fachada un escudo de la inquisición en magnífico
estado de conservación.
Pórtico de la iglesia, restaurada tras los bombardeos de la guerra.
En la plaza está también la iglesia parroquial
con una bonita portada románica. En el interior hubo un magnífico altar
barroco, destruido durante la última
guerra, en cuya hornacina central se situaba una imagen de la Virgen de la
Leche, bajo cuya advocación se erigió el templo.
Vemos una fotografía del antiguo retablo, también más fotografías antiguas del pueblo que hace unos años plasmaron en un libro. Hoy en día no hay ya ninguna imagen de la Virgen de la Leche en la iglesia que sustituyera a la desaparecida imagen. Tampoco celebran ninguna fiesta en su honor. En Valderrebollo las fiestas son en honor a la Virgen del Prado y a San Sebastián.
El desayuno memorable que nos ofrecieron en Valderrebollo fue espectacular.
Nos dirigimos a la escuela. Ya no hay niños
ni niñas, ni maestros ni maestras, pero el edificio se sigue utilizando para
otros fines, y hoy sirve para ofrecernos un magnífico desayuno. Hay chocolate y una gran variedad
de bollería, casi toda casera, que nos ofrece la Asociación de Mujeres
del Prado. ¡No sabemos a qué bollo acudir! Marco, el alcalde de
Cifuentes, nos ha traído café en unos termos. Este desayuno nos reconforta del
frío y nos da energía para emprender el camino. ¡Muchas gracias!
Hoy vamos a seguir el “Camino Viejo de Cifuentes” que figura como tal ya en el mapa topográfico de 1919. Va derecho a Cifuentes pasando también por los términos de Masegoso y Moranchel, pero no atraviesa estos pueblos.
Luisa nos ilustra sobre como construían sus carreteras los romanos, y nos habla del topónimo “Carra Valderrebollo”, que así aparece también nombrado en el mapa un tramo del camino que vamos a recorrer.
Primera parada en el camino, con Valderrebollo todavía a la vista. Olvidada y casi oculta, la Fuente Vieja tiene mucha historia.
Álvaro nos cuenta sus vivencias en el mantenimiento del camino y la Fuente Vieja.
Emprendemos la marcha y para nuestra sorpresa el camino no está embarrado a pesar de la lluvia de los días anteriores. El viento ha hecho que se orease. De momento es ancho y nos permite ir charlando unos con otros. Paramos para ver la Fuente Vieja, que al parecer no lo es tanto: según nos cuenta Álvaro, de Valderrebollo, fue una canalización que se hizo en 1955 desde la Fuente del Arca, situada más al este.
Vamos conociendo la vegetación. Junto a la ermita hemos visto robles (Quercus faginea), conocidos como quejigos en otras zonas. Antiguamente, por esta zona se les llamaba rebollos, dando así lugar al nombre Valderrebollo, valle de robles. Es muy posible que la ermita se erigiera donde antaño hubo un templo pagano dedicado a alguna divinidad, como ocurre con la Virgen del Prado en Talavera de la Reina (más información aquí).
Los expertos que guían esta jornada, y en especial Alejandro, nuestro biólogo, nos explica la diferencia entre sabina y enebro, y también a distinguir dos tipos de este último: el enebro de la miera (Juniperus oxycedrus) y el enebro común (Juniperus communis), que es con el que se hace la ginebra. Se diferencian por las hojas y los frutos. En el primero, las hojas tienen dos rayas blancas y en el segundo una. La miera es un aceite que se usaba para desinfectar y proteger las heridas de los animales domésticos, en especial de las caballerías y ovejas. Se destilaba en unos hornos de los que quedan muy pocos. En este enlace puedes ver los que hay en Arbeteta.
Nos cuentan que Valderrebollo sufrió varios bombardeos en la guerra y que tuvieron que construir refugios, hasta el punto en que la plaza del pueblo está "prácticamente hueca". También hubo trincheras de las que aún se reconocen algunas cerca del camino. Junto a ellas, Enrique nos muestra un esquema del rango de alcance que tenía la artillería franquista en la zona que nos ocupa durante la guerra civil, disparando obuses desde Alaminos e incluso desde Algora.
Alejandro nos habla de como el cambio climático está afectando a las plantas y también a los animales y a los seres humanos.
A lo lejos vemos una paridera que en este caso era utilizada solo por los ganados de Valderrebollo, según nos dice Álvaro, mientras que, en otras ocasiones, estas parideras servían para alojar a los ganados trashumantes.
Y hablando de trashumancia atravesamos la Cañada Real Soriana Oriental en el paraje de Las Matanzas. Las ovejas en otoño bajaban por ella hacia las sierras de Córdoba y Sevilla, y en primavera hacían el camino a la inversa.
A la derecha del camino vemos un gran ejemplar de sabina albar que quedó partida por el peso de la nieve durante la tormenta Filomena en enero de 2021. Con anterioridad debió de haber más sabinas como esta en el entorno, pero ahora quedan pocas supervivientes. Enrique nos recuerda que es una especie que está protegida en Castilla-La Mancha.
El camino ancho deja de serlo. ¡Se acabó lo bueno!, nos dice Enrique. Aquí ya no hay carril, sino tan sólo una pequeña vereda que se intuye y se pierde entre la vegetación.
En la subida, Alejandro nos facilita un descanso con sus explicaciones. |
A lo lejos, vemos Moranchel, con su iglesia y su Pico de la Torre. Masegoso no lo vemos porque está más hacia abajo, junto al Tajuña y tapado por los cerros.
Hacia el noroeste, en la distancia, vemos Moranchel. El camino sigue la linde entre el pinar y los cultivos.
Enrique nos habla de la formación geológica
de estas tierras alcarreñas, y de cómo diferenciar la alcarria de la paramera, ya que son diferente tipo de páramo. También nos habla de los procesos erosivos y sedimentarios, y de los antiguos abanicos
aluviales, ríos y lagos que hubo por aquí hace millones de años.
Más adelante pasamos el cambio de cuenca hidrográfica (interfluvio) entre el Tajuña y el Alto Tajo, Con sumo cuidado, pasamos junto a unas colmenas activas que no son ya de las tradicionales de tronco de árbol, sino modelos modernos.
En el interfluvio Tajuña-Tajo pasamos junto a un colmenar activo... ...y algo más abajo pasamos junto a uno más antiguo e inactivo: el colmenar de Don Alejandro.
Ya en el término de Cifuentes, vemos a poco
más de cien metros del camino, a la izquierda, una curiosa construcción con un
muro con arcos ciegos, el Colmenar de Don Alejandro. ¡Ya se ve Cifuentes al
final del camino! En lo más alto se divisa su castillo y las torres y espadañas
de sus iglesias.
La belleza del paisaje alcarreño agrada y sorprende a los caminantes.
Atravesamos algunas de las calles de Cifuentes y llegamos al antiguo convento de
San Francisco, actual sede del Ayuntamiento, donde nos esperan Miguel y Ángel Luis con sus productos de la
miel y el aperitivo como acostumbran. ¡Qué rico todo y qué bien sienta después de la caminata!
Parte del grupo de participantes en la jornada de patrimonio.
Mientras picoteamos y refrescamos el gaznate, Marco se va llevando a los conductores
a recoger los coches que quedaron en Valderrebollo. Luego, de camino al bar donde comeremos, Luisa nos hace una visita guiada.
El chiringuito de Los Manantiales nos acoge para comer. Con la carpa y las estufas se está muy bien. Y tras la comida, como de costumbre, no faltan las coplas de Pilar Villaverde. A pesar de que no ha podido venir a la jornada, nos ha hecho llegar sus versos que cuadran como anillo al dedo con lo sucedido.
Armónica y voces entonan las coplas y también otras canciones populares.
Pasamos la letra por los grupos de wassap y en un momento todos cantando.
Como la visita guiada no había terminado,
continuamos con Luisa y ahora también con Enrique que nos aporta información
sobre las rocas con las que fue construido alguno de los edificios más representativos.
Ya ha anochecido y hace frío. Damos por terminada la Jornada de Patrimonio que será la última de este año.