Este sábado
28 de febrero hemos comenzado en Moranchel las Jornadas de Patrimonio del 2015.
También había sido Moranchel en 2013 el escenario de la inauguración de las
jornadas. En aquella ocasión, se vistió de gala y nos recibió con alfombra
blanca y temperaturas bajo cero. Entonces, a pesar de la nevada, participamos
más de treinta personas. Esta vez, el sol hizo acto de presencia después de
varias semanas de lluvia... ¡y menos mal! Porque, de lo contrario, el camino lleno
de barro habría sido harto dificultoso.
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Teresa Díaz explicando la historia de Moranchel. |
A las 9:30,
según lo previsto, de la mano de Teresa Díaz, historiadora del Arte,
investigadora y natural de Moranchel, y de Luisa, de la oficina de turismo,
y una veintena de personas, comenzábamos la visita guiada. Camino
de la iglesia pasamos junto a “La Panadería” y “La Casa de la Calle Buscarruido”,
dos de los trampantojos de la artista local, Asunción Vicente.
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¡Qué buena pinta tiene todo lo del escaparate! Una pena no poder entrar a comprar... |
Vimos el exterior
de la iglesia, la estela medieval y el llamado “Pico de la Torre”, dónde nos
decía Teresa que es muy probable que hubiese habido una pequeña torre formando
parte de un entramado defensivo en comunicación con el castillo de Cifuentes. Luisa
señaló el carácter religioso que aún se mantiene en el pequeño cerro y los
posibles orígenes remotos de su carácter sagrado.
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Presentación del equipo de guías: Alejandro, Luisa y Enrique. |
A la vuelta
nos encaminamos al bar a tomar un café y unos deliciosos bollos que nos tenían
preparados los vecinos de Moranchel. El bar estaba lleno y el entorno del mismo
también. Ya éramos casi ochenta y sin más dilación comenzábamos el recorrido.
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Felipe nos cuenta por dónde iba antes el camino. |
Por el
camino, y después de subir y bajar un repecho, Felipe nos contó por dónde iba
el camino antiguo, antes de que la nueva carretera y la concentración
parcelaria facilitasen su borrado en algún tramo.
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Enrique intentando transmitir lo que significa un millón de años. |
Después de
pasar el interfluvio entre las cuencas de los ríos Tajuña y Cifuentes, parábamos
para retomar el aire y escuchar a Enrique que nos remontaba millones de años
atrás, haciéndonos imaginar el paisaje de aquel entonces y el origen de lo que
vemos ahora. Alejandro también nos hablaba de la vegetación, de los pinos
verdeciendo y el romero floreciendo.
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Uno de los pocos tramos en que se pierde el camino antiguo de Moranchel a Gargolillos. |
A la hora
del ángelus, como antiguamente: el almuerzo. En el paraje llamado San Roque
Lejos, junto a la fuente, nos tomamos un tentempié. Parecíamos unos romeros
diseminados en grupos en la pequeña pradera. Como había llovido estos días
atrás, la explanada estaba verde como en primavera y el sol nos daba calor.
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Junto a la fuente y abrevadero de San Roque Lejos. |
Luisa nos
habló de despoblados y de la peste del siglo XIV, esa enfermedad terrible que
arrasó la población del continente europeo en un 70% y la de la Península
Ibérica en un 50%. Nos contó que allí hubo una ermita dedicada a San Roque,
patrón de los apestados. Alejandro nos habló de las características de la
enfermedad y del mecanismo de trasmisión a través de los roedores y de una
pulga que hacía de vehículo de trasmisión entre ellos y los seres humanos, y la
curiosa forma que tenía de hacerlo.
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Foto de familia. ¡Ahí descubrimos que éramos unos 80! |
Recobradas
las fuerzas, continuamos el camino, ya todo cuesta abajo, hasta Gárgoles de
Arriba. Junto a la picota de la entrada nos hicimos la foto de grupo. ¡Nunca
habíamos sido tantos en la primera jornada! Un poco más abajo, veíamos muchas
cuevas bajo las casas. Delante de una de ellas, Enrique aprovechó para
contarnos porqué hay tantas y el tipo de roca, la toba, en la que están
horadadas.
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Comiendo en la cueva de la familia Recuero |
Calle abajo,
el bar y la tienda. Descanso. Allí estaba María Recuero con la llave de la
cueva de su familia. La cueva, muy grande, con botellas y garrafas de vino, y
con dos mesas donde nos acomodamos dos grupos para devorar la comida que aún quedaba en nuestras mochilas: tortilla, empanadas,
queso, chorizo, pimientos... Todo extendido en las mesas para probarlo, y
regado con el vino que tan amablemente nos ofreció Domingo Recuero, el dueño de
la cueva. Cómo éramos más de cincuenta, tuvimos que habilitar otra mesa más en la
calle, a la entrada de la cueva, y trasegábamos las viandas de fuera a dentro y
de dentro a fuera.
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Parada obligada para ver el ábside de la iglesia en la visita guiada |
Café en el
bar y visita guiada a la localidad. ¡Magnífico ábside románico el de su iglesia!
Piedra de toba en sus muros, observamos todos, pues gracias a Enrique ya sabermos
cómo distinguirla. Emma García, arquitecto y asistente a la jornada, nos dio su
opinión sobre el uso de este tipo de roca en el edificio. Luego, Luisa nos
habló de costumbres como “Los Mayos” y “El Gallo”, que aún se mantienen en Gárgoles
y otras pedanías de Cifuentes.
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Cantando rabeladas sobre la jornada... ¡y algunas picantes que se sabe Isabel! |
Con
costumbres y tradiciones terminamos la jornada de nuevo en la cueva, bebiendo licor
de Morillejo y cantando coplas populares acompañadas de guitarra, rabel y
botella. Pilar Villaverde, de Masegoso, nos trajo unas
coplas sobre las jornadas, y con Begoña y Enrique escribieron otras especialmente para la ocasión:
Hoy hemos venido muchos / y lo hemos pasao muy bien;
por el camino venimos / desde el mismo Moranchel.
Los trampantojos de Asun / no se pueden mejorar;
nunca se ha visto en la Alcarria / una cosa similar.
Salimos de Moranchel, / vamos por San Roque Lejos,
hasta Gárgoles de Arriba / por este camino viejo.
A la mitad del camino / nos han hablao de San Roque
y de la historia la peste, / que ojalá nunca nos toque.
Acabamos en la cueva / de la familia Recuero;
nos han invitao a vino / el Domingo y la Consuelo.
Qué buena gente hay aquí, / yo de seguro que vuelvo
a conocer más paisajes / y caminos que unen pueblos.
Y aquí el enlace a la música con la que cantamos las coplas, que es una melodía tradicional conocida como "rabeladas a lo pesao al modo del Alto Campoo".
¿Cuándo es
la próxima jornada?, se preguntaban unos a otros al despedirse, con la añoranza
de algo que termina y la esperanza de volver a encontrarnos y disfrutar en la
próxima. Pues... ¡hasta el 28 de marzo, que iremos de Sotoca a Huetos pasando por Ruguilla!
Y gracias a Eduardo, Enrique y Fernando por las fotos.