El sábado 28 de marzo, puntuales, a las 9:30, comenzamos la
visita guiada a Sotoca de Tajo una
docena de personas, con un sol radiante que nos acompañaría durante toda la
jornada. Iniciamos la ruta desde el lavadero situado junto al frontón, y por
detrás de la fuente de la plaza ascendimos hacia la iglesia de porte románico
en la que destaca la espadaña construida con sillares de piedra de toba bien
labrada. Desde el portalillo, Luisa nos muestra una estela altomedieval
empotrada en el muro de la iglesia, similar a lo que vimos en Moranchel. De
allí nos encaminamos hacia la ermita de San Martín de Finojosa, un santo que
murió precisamente en este lugar en el siglo XII, cuando volvía de visitar a
los frailes del cercano monasterio de Santa María de Óvila.
Introducción y presentaciones junto a la iglesia de Sotoca antes de empezar el camino. |
A la vuelta de la
visita guiada nos encaminamos al bar a tomar un café y esperar al resto de los
participantes. En este ocasión nos juntamos unos sesenta, esta vez de todas las
edades: niños, jóvenes, mediana edad y hasta octogenarios. Y además nuestra
jornada tuvo un carácter internacional, ya que nos acompañó un matrimonio
norteamericano.
Alejandro nos cuenta qué son los agallones y cómo se forman. |
Iniciamos la ruta por la parte alta del pueblo camino de
Ruguilla. Alejandro nos iba mostrando la vegetación: varios tipos de sabinas y
enebros, las aulagas o aliagas, gayuba, aladierno… A la sombra de un roble (también
llamados quejigos o rebollos) observamos los agallones o agallas. Hay quien los
confunde con los verdaderos frutos, que son las bellotas, pero que realmente
son resultado del recrecimiento de tejido vegetal en torno al huevo puesto por un
insecto himenóptero de la familia de los cinípidos y conocido como avispa de
las agallas.
La arqueología industrial incluye el estudio de los materiales utilizados en los ingenios. |
Enrique y Luisa nos hablaron sobre las ruedas de molino y
sobre unas canteras de toba cercanas, de las que se extrajeron piedras circulares y donde aún queda alguna a medio sacar. En
Ruguilla se han utilizado como base para la prensa del vino en alguna bodega y
tal vez procedan de algún molino cercano.
En un determinado momento, Luisa nos rogó silencio para
escuchar una fuente, cuyo sonido le da nombre: la Fuente de la Ruidera. Ya en
Ruguilla, Isabel, Miguel y su familia nos invitaron a todos a un aperitivo con
vino de su propia cosecha. ¡Gracias, todo riquísimo! y ¡Cómo repusimos fuerzas!
Cantando algunas estrofas de los mayos de Ruguilla en la puerta de la Ermita de la Soledad. |
En marcha de nuevo, recorrimos parte del pueblo mientras Isabel y
Luisa nos iban contando cosas de su historia, monumentos y tradiciones como los
mayos. Y hasta nos cantaron algunas estrofas. Recordad que este año, como siempre, nos esperan para los mayos la noche del 30 de abril en varios de los pueblos del municipio.
Cuesta arriba, pasamos por la puerta de algunas cuevas-bodega,
camino ya de Huetos. En lo alto, Raúl nos habló de un antiguo río que estuvo
allí hace miles de años y de las evidencias que dejó su huella.
Raúl nos ayudó a interpretar un aspecto geológico insospechado del paisaje del entorno de Ruguilla. |
Más adelante vimos unos chozones de piedra tobácea, seguramente
hechos por los pastores hace cientos de años.
Uno de los chozones de Los Llanos. |
Al comenzar la bajada a Huetos, a lo lejos, se veía un cerro
con los estratos dispuestos en dos direcciones diferentes. Raúl, Enrique y
Alejandro nos contaron que eso se llama discordancia y nos explicaron cómo se
debió originar.
Discordancia entre los estratos inferiores inclinados y los superiores horizontales. |
Ya en Huetos, buscábamos la sombra y el descanso. Nuevamente,
nos recibieron con un aperitivo y delicioso vino del lugar, al que añadimos
nuestras viandas y repusimos fuerzas. ¡Gracias tan fabulosa acogida!
Comiendo junto a la antigua escuela de Huetos. |
Parada en la entrada del cementerio de Huetos durante la visita guiada por Luisa. |
Después de comer, hicimos una visita guiada a la pequeña
localidad y, para terminar, un refresco en el bar y canciones populares.
Enrique, que esta vez no nos pudo acompañar, nos dejó escrita en el díptico una
seguidilla a la que Isabel le puso música y ritmo. Miguel acompañó a la
guitarra y Begoña, Luisa y Pilar cantaron unas coplas que hubo que modificar un
poco para el momento y la ocasión ya que faltaban Enrique y su rabel, y Pilar,
nuestra coplera, no lo había previsto. Mayos, jotas y seguidillas animaron el
final de una jornada de patrimonio de lo más completa.
Los buenos momentos mejor compartidos en buena compañía. |
¡Hasta la próxima jornada de patrimonio por los caminos que unen pueblos, de
Gárgoles de Abajo a Gualda! No lo olvidéis, será el próximo 25 de abril.
Muchas gracias a Eduardo, Enrique y Fernando por las fotos.
Coplas
para la jornada de Sotoca - Ruguilla - Huetos
No podemos cantar bien / en este
acontecimiento,
hasta que el amigo Enrique / tenga a
punto el instrumento. (1)
Venimos desde Sotoca, / andando por el
camino,
entre romeros y aliagas, / encinas y
también pinos.
A la derecha hemos visto / las dos Tetas
de Viana,
esas que muchos las ven / pero ninguno
las mama.
Hemos bebido buen vino / del que hacen
en Ruguilla,
de ese que entra por la boca / y sale
por la…
Hemos llegado hasta Huetos / al final
del recorrido
y todos en este pueblo / hemos comido y
bebido.
Caminando entre los pueblos / hacemos
nuevos amigos,
“Unir pueblos y unir gente” / es nuestro
gran objetivo.
Y cantando estas coplillas / terminará
la jornada,
lo hemos pasado muy bien, / pero hay que
volver a casa.
Esperamos en la próxima / volvernos a
reunir,
desde Gárgoles a Gualda / nos toca ir en
abril.
Así que, nos vemos pronto, / en la
próxima salida.
Hasta entonces, para todos, / ¡buena
suerte y alegría!
© Pilar Villaverde, marzo de 2015.Al final de la marcha
Sotoca-Ruguilla-Huetos
(1) Nota: a falta del rabelista, esta
copla se cantó realmente con esta otra letra:
No podremos cantar bien / en este
acontecimiento
porque
nuestro amigo Enrique / no nos toca el instrumento.
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