Próximas actividades

Próximas actividades: Paisajes de Oter (sábado 16 de marzo) y de Huetos (domingo 21 de abril).

13/05/2019

Crónica de la jornada de El Sotillo a Cifuentes


Hoy, sábado 27 de abril, estamos en El Sotillo para dar comienzo a nuestra tercera jornada de patrimonio de este año 2019. Seguimos recordando y tratando de recuperar los caminos que unían los pueblos de esta parte de la Alta Alcarria en Guadalajara, y en concreto los que permitían a los vecinos de otros municipios llegar al mercado semanal en Cifuentes.

Lavadero de El Sotillo, sin pilar central. El techo se sujeta por su propio peso...
El Sotillo es un precioso pueblo con numerosas fuentes, escalonado en un pequeño valle montañoso de la Sierra de Megorrón. Poco a poco van llegando los participantes en la jornada. Tras las presentaciones de rigor, entramos en la iglesia acompañados de Mila y Victoriano, que son de la localidad. Allí se da culto a Santa Marina y también a la Virgen de Aranz, una preciosa talla románica que procede de la ermita del mismo nombre. Nos cuentan que en su entorno hubo un pueblo, luego despoblado porque “se lo comieron las hormigas” (probable referencia a una plaga de termitas) y del que se salvó la talla de la Virgen. Nos sorprende la calidad del retablo de la iglesia y que sobreviviera a la guerra, como vimos que pasó con el de Carrascosa de Tajo, donde se venera a Santa Librada, hermana de la Santa Marina de El Sotillo.
 
Interior de la iglesia de El Sotillo.
Mila y Victoriano nos hablan de los hermanos Camacho, albañiles que fueron unos verdaderos artistas. Además de construir casas, restauraron la imagen de la Virgen de Aranz, que había quedado dañada tras la guerra, y también fueron los autores de la fuente y el lavadero, una magnífica obra de ingeniería.

Fuente en El Sotillo.
La fuente se hizo en 1931, como pone en una inscripción con el nombre del alcalde de entonces, pero al lado, también hay otra inscripción en la que se dedica la fuente a todo el pueblo. El agua de la fuente es muy fresca y Victoriano nos dice que sale a ocho grados en invierno y en verano.

En el muro de una casa vemos un grafitti de los años 60 que hace alusión a una antigua costumbre llamada "pagar la patente", según la cuál, si algún mozo de otro pueblo quería cortejar a una moza de éste, debía pagar una cantidad a los mozos locales. En otras partes de Castilla también se han recogido costumbres similares (ver, por ejemplo, este artículo en la Revista de Folklore de 1992).

"El mozo forastero que benga a pretender a este pueblo le cuesta la moza 500 pts"
El frontón no nos da tiempo a verlo, pero también es obra de los hermanos Camacho. Nos cuentan que tiene ya más de cien años y que los vecinos lo valoran mucho: además de haber sido utilizado para el tradicional juego de pelota a mano, también servía de patio de recreo para niños y niñas, e incluso se utilizaba y se ha usado hasta hace poco como “salón” de baile.

La planimetría de 1897 muestra el "Camino de Cifuentes a El Sotillo".
La preparación de estas jornadas de patrimonio de Caminos entre pueblos incluye analizar la planimetría elaborada a finales del siglo XIX y principios del siglo XX por los topógrafos del entonces llamado Instituto Geográfico y Estadístico, actualmente conocido como Instituto Geográfico Nacional. Entonces se elaboraron "Bosquejos planimétricos por términos municipales mandados formar por la Ley de 24 de Agosto de 1896". En el caso que nos ocupa del camino de El Sotillo a Cifuentes, el trazado más corto pasaba por la ermita y el puente de Aranz, pero esa zona hoy se encuentra cortada por el embalse. En su lugar, decidimos utilizar otra variante algo más larga que aprovecha parte del camino de Las Inviernas a Cifuentes (el antiguo Camino de la Lana), y que a partir de cierto punto viene indicada como Camino de Cifuentes a El Sotillo.

Los Frailes de El Sotillo merecen una visita que tendremos que hacer otro día.
En el término de El Sotillo hay un paraje natural singular que le ha dado fama, Los Frailes, unos tolmos o peñas rocosas a modo de columnas verticales semejantes a hitos o mojones alineados. Sin embargo, hoy no lo podremos ver, pues el valle para llegar a ellos está parcialmente inundado por el embalse de La Tajera y no se puede circular por él. Así que, en su lugar, seguimos por el camino, cruzamos el arroyo y comenzamos el ascenso hacia la carretera de La Tajera.

Saliendo del valle de El Sotillo.

Hacemos un alto a mitad de camino -¡se agradece con tanta cuesta!-, nos muestran fotos de Los Frailes y nos cuentan su formación. Alejandro, nos habla de la vegetación y nos muestra una especie de espárrago gordo rojizo conocido popularmente como “espárrago de lobo”, pero que nada tiene que ver con los espárragos de mesa. En este caso se trata de una planta parásita que crece a partir de las raíces del romero y que no es comestible.

El espárrago de lobo parasita las raíces del romero.
Seguimos cuesta arriba y llegamos a la carretera que va a La Tajera, donde caminamos en fila india por la izquierda. Por el camino Luisa nos habla de “los mayos”, una tradición que se va recuperando en algunos pueblos de la zona.

Una parte del antiguo camino ha sido aprovechada para la carretera a La Tajera.
En una curva nos apartamos de la carretera y tomamos un camino que nos llevará hacia el río Tajuña. Vemos unas trincheras de la guerra y Enrique nos muestra unas láminas para entender cómo estaba distribuido el frente y porqué. Por el camino encontramos algún trozo de metralla de obuses.

Las trincheras republicanas caían dentro del rango de la artillería franquista.
Bajando por Los Horcajos hacia el Tajuña.
El verde primaveral ya va cuajando en los sembrados.
Cuesta abajo llegamos al molino de Las Inviernas, junto al Tajuña que hace de límite con el término de Moranchel. Según nos contaron, a partir de 1924 empezó a generar electricidad por la noche a varios pueblos de la zona, y por el día mantenía la molienda del cereal. En la actualidad, y tras su restauración, es una casa rural que ahora mismo está en obras. Encontramos a su dueño, que da la casualidad que hoy está por aquí y muy amablemente nos abre la casa para que la veamos. ¡Le está quedando preciosa!

El molino de Las Inviernas ha sido reconstruido y convertido en casa rural.
Caminando junto al Tajuña en busca de la pasarela.
Cruzamos el Tajuña, algunos valientes por un tronco caído, y los demás por una pasarela de madera. Ya en el término de Moranchel, emprendemos de nuevo el camino en ligera cuesta arriba rumbo a Cifuentes.

Una de las valientes afortunadas que superaron la prueba de cruzar el río Tajuña por el tronco.
Cruzamos el río Tajuña por una pasarela.
La casa del tejar era utilizada por la familia que venía cada año a fabricar las tejas.
Vemos un tejar, hoy en día en ruinas, y una gran paridera, también en ruinas, ambos víctimas de la despoblación. Más adelante está la Cueva de los Gatos, que en realidad no es una cueva sino un abrigo en donde la artista de Moranchel, Asun Vicente, ha pintado gatos en diferentes posturas aprovechando los salientes y entrantes de la roca.

Entre unas y otros, poco a poco, vamos descubriendo los gatos en la cueva.
Mientras tanto, abajo, Luisa explica la labor de Asun.
Aguas arriba por el mismo barranco, Alejandro nos habla de la vegetación en torno al cauce artificial excavado para drenarlo. Dentro del agua podemos ver berros, y en el talud brotan numerosos equisetos (cola de caballo) que ya muestran sus esporangios.

Los brotes de cola de caballo (equisetos) llaman la atención a los participantes.

Subimos por el Barranco de la Cañada Larga para pasar a la cuenca hidrográfica del Tajo.
Tras subir al interfluvio de las cuencas del Tajo y del Tajuña, bajamos hasta el “punto limpio” de Cifuentes y, algo más allá, al camino por el que ahora hacen pasar la Ruta de la Lana. El grupo se estira como una procesión, pues ya estamos cansados, hace calor, y empieza a arreciar el hambre. Algunos ya están en Cifuentes y a otros nos queda un rato para llegar. Junto a la balsa y los manantiales espera un autobús que, por gentileza del Ayuntamiento de Cifuentes, llevará a los conductores a El Sotillo para recoger sus coches.

Llegando a Cifuentes, la referencia visual son las Tetas de Viana.

Comemos en el claustro del convento de Santo Domingo...
Los demás vamos entrando en el claustro del convento de los Dominicos, donde nos esperan Miguel y Ángel Luis con su queso, miel y aceite, acompañados de vino local y gaseosa. ¡Qué bien sienta! Venimos hambrientos y sedientos, después de casi 15 km…


...como siempre, compartiendo viandas y brebajes.
Extendemos las mesas y vamos sacando las viandas. Como siempre, hacemos “comida de traje” con lo que cada uno trajo, compartiendo y probando lo de unos y otros, incluyendo vinos, dulces y licores.

En la visita guiada, Luisa nos enseña el pórtico de Santiago de la iglesia...
...y el edificio que debió ser la antigua sinagoga del barrio judío de Cifuentes.
Ahora toca visita guiada a Cifuentes. Algunos nos vamos con Luisa para ver el pueblo. Otros, que ya lo conocen, se quedan tomando un café y componiendo unas coplas. Al terminar la visita, las coplas ya están listas (puedes bajártelas en este enlace). Sólo falta afinar los rabeles, y por fin cantamos a coro en la galería del claustro, con una sonoridad extraordinaria.

Afinando los rabeles antes de empezar a cantar.
Poco a poco, algunos se han ido marchando, así que decidimos despedirnos hasta la próxima jornada: el 25 de mayo tenemos nueva cita en Morillejo, para conocer el antiguo camino que llevaba hasta Sotoca.

Muchas gracias por las fotos a Eduardo, Enrique, Gonzalo, Jaime, Maripaz y Teresa.
Actualizado el 16 de mayo de 2019.

No hay comentarios:

Publicar un comentario