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Próximas actividades: Paisajes de Oter (sábado 16 de marzo) y de Huetos (domingo 21 de abril).

04/02/2017

Fuentes y manantiales de Gualda

(Actualizado el 5 de febrero)

El sábado 28 de enero nos fuimos a Gualda para celebrar la primera Jornada de Patrimonio de este año 2017. Poca gente en la plaza de Cifuentes. La lluvia de estos días habrá desanimado a más de una persona. Llegamos a Gualda y, para nuestra sorpresa, había ya un grupo numeroso que va creciendo mientras Luisa hace las presentaciones de rigor. Al final, hemos resultado ser unas setenta personas.

Recién salidos de Gualda, el cielo bien, pero el suelo algo embarrado.
Nubes en el cielo, aunque el pronóstico es que no va a llover. Miramos al cielo por si acaso. El sol se va animando a salir entre las nubes. Emprendemos la marcha y paramos junto a la ermita de San Roque. Luisa nos habla del culto a las fuentes y las aguas subterráneas, y de las ermitas con fuente. Se extraña de que la ermita sea del siglo XVII, que tenga dos puertas y no esté dedicada a la Virgen de la Soledad, como ocurre en muchos otros pueblos de Castilla.

La ermita de San Roque da nombre a la fuente aledaña.
Por la mediana del camino, evitando el barro, pasamos junto a una arqueta de la conducción del agua que va al depósito de Gualda.
No llueve, pero el terreno está empapado y el barro se nos pega en los pies. Hacemos un alto y Alejandro nos habla de la coscoja que aquí es más frecuente que en otras partes del municipio, y nos ayuda a distinguirla de sus primos-hermanos, la encina y el roble o quejigo.

Cada planta tiene sus rangos de temperaturas y de humedad preferidos.

Poco se puede ver ya del "Nacimiento del Chorrón".
Llegamos al lugar donde estaba el “Nacimiento del Chorrón”, nombre que tenía el manantial de donde ahora se toma el agua para el pueblo. Su nombre, que aludía al “chorro enorme”, ya no se usa porque, metido en la arqueta que recoge el agua, ya no se ve fluir. Enrique nos ilustra sobre las rocas del entorno y nos cuenta como se efectúa la captación del agua subterránea en un sistema de pozos someros seriados e interconectados.

De vuelta a Gualda, junto a la Fuente de los Cuatro Caños.
Volvemos hacia el pueblo y Luisa nos habla de la “Fuente de los Cuatro Caños”, preciosa, barroca, diseñada según las normas de sanidad para que por un lado bebieran los animales y por el otro las personas. Madoz, en el siglo XIX, dejó escrito que a principios de ese siglo sólo la usaba el ganado, porque la tubería estaba rota y no ofrecía garantías de salubridad.

La vieja olma nos recibe con sus brazos abiertos, como siempre lo ha hecho a todo el que ha querido visitarla.
La Fuente de la Iglesia queda minimizada frente al conjunto monumental.
En la Plaza Mayor hay otra fuente junto a la iglesia, hoy dedicada a la Asunción, pero que en el siglo XVI estuvo dedicada a la Virgen de la Zarza. Los dos relojes de la plaza, uno de sol en una casona y otro mecánico en el Ayuntamiento, apuntan ya al mediodía.

El lavadero ha sido restaurado y aún cumple su función.
El agua no falta en Gualda. ¡Qué lavadero tan grande! Tiene dos pilas y está techado. Lo han restaurado hace poco. Natalia nos habla de cómo se lavaba antaño y hace una reflexión sobre la despoblación. Invita a Ana, una vecina de la localidad, a que nos cuente su experiencia en primera persona: cómo preferían bajar al lavadero del Chorrillo, porque allí el agua salía menos fría.

Natalia nos habla sobre las múltiples funciones que cumplía el lavadero.
El agua sobrante de este lavadero va a las huertas que hay junto al río. Camino de los molinos encontramos el otro lavadero, ya en desuso desde hace años, y que se nutre de la Fuente del Chorrillo. El pilón ahora se usa como estanque para almacenar el agua para el regadío. Por eso está lleno de plantas acuáticas y apenas asoman las losas donde se restregaba la ropa.

Bajando a la Fuente del Chorrillo y su lavadero repleto de berros.
Los lavaderos han sido lugares de encuentro donde se ponía en común lo que pasaba en el pueblo. Pero sobre todo eran lugares de socialización, de transmisión de saberes, de intercambio de noticias e información.

Nos acercamos al molino de aceite, con la ermita de la Purísima Concepción presidiendo.
Seguimos la marcha, esta vez con menos barro en los pies. El tapiz vegetal a modo de alfombra nos protege y evita que resbalemos. Antes de cruzar el barranco grande, vemos la almazara, un molino de aceite que el consistorio municipal arrendaba.

Pasando el Barranco Grande, con el molino de aceite al fondo.
Cruzamos el arroyo sobre unas tablas de madera. Baja poca agua. Parece mentira que hace años una riada se llevara un rebaño de ovejas, cuando la ganadería todavía era importante en Gualda. Precisamente aquí, en Gualda, se firmó el tratado de la Mesta en 1273, pues coincidió que el rey Alfonso X estaba aquel día en Gualda cuando firmó el documento. El rey sabio estaría de caza por estos lugares, que han continuado siendo lugar de relax y entretenimiento para reyes y obispos en tiempos más recientes.

Pasado el vado, camino del molino harinero.
Un canal traía el agua al molino harinero. “Un molino de cubo de siete estados de hondo” es como lo describen en las Relaciones Topográficas de Felipe II. Al parecer, “un estado”, según la décima acepción de la RAE, era la estatura media de un hombre, que en aquella época no creemos que superase el metro sesenta.

Por Carramantiel hacia la Santirvián.
El "Molino de aceite de sociedad de Gualda" y el "Molino de ignorado", camino de la "Cuesta de Santivián".
Camino adelante, por Carramantiel, nos desviamos a la izquierda y comenzamos a bajar una empinada y hoy resbaladiza cuesta: la Cuesta de Santivián según el mapa antiguo. Enseguida encontramos el manantial que los vecinos de Gualda llaman con diferetnes nombres: Santirvián, Santurbián, Sanchidrián...

El manantial surge de la roca arenisca.
Es posible que derive de Sant Cirbián o Sant Ciprián, obispo de Cartago y mártir, decapitado el año 258. En las minutas topográficas del IGN, de finales del siglo XIX, la localidad figura como Cuesta de Santivián. La veneración de este santo es rara en la zona, y tal vez se remonte a la época visigoda, de la que aún quedan abundantes vestigios en Gualda.

Sant Ciprian (San Cipriano), obispo de Cartago, murió decapitado el año 258.
Desde el escarpe hay una buena panorámica de Gualda.
Nos cuentan la leyenda del gran salto que dio el caballo del apóstol Santiago camino de Santivián, dejando la huella de su herradura en la roca de un lugar del pueblo llamado “El Castillo”. Algún resbalón que otro y bajamos junto al cauce del barranco. Restos de otro molino que no recogen las crónicas y que pudiera ser aún más antiguo.

Por el Barranco Grande, camino del molino de abajo.
Por el Pasadero, de piedra en piedra, saltamos de nuevo el Barranco Grande y bajo las peñas de El Castillo, junto a las cuevas, llegamos al pueblo.

Raúl explica las formas de erosión en la arenisca y el desprendimiento de bloques.
En el frontón nos esperan Ángel Luis y Miguel para ofrecernos una degustación de queso, miel y alajú, y un vaso de sangría que nos reconforta tras la marcha. ¡Muchas gracias! ¡Una delicia para el paladar!

¡Qué aperitivo más rico nos habían preparado...!

¡...y qué buena la miel, el alajú y el aguardiente de miel!
Y del frontón a comer, algunos a sus casas y otros al bar de Luis, donde sacamos nuestras viandas. A los postres, no podían faltar las empanadillas de cabello de ángel y el licor de Morillejo que nos trae Eduardo.

Entre varios escribimos / las coplas de la jornada. / Contar los hechos del día / para enseguida cantarlas.
Unos se van y otros se quedan. Con Pilar, nuestra coplera, componemos unas estrofas alusivas a la jornada para cantarlas luego. Pero, además, Enrique nos ha traído unas coplas de rogativas de agua que ha adaptado a Gualda y dedicado a la Virgen de la Concepción, a la Purísima, como aquí y en otros lugares la llaman. Así que aprovechamos la excusa para ir a visitar la ermita del mismo nombre, y ya de paso a cantarlas allí.

Cantando las rogativas del agua... ¿Lloverá más este año?
Y a la vuelta de la ermita, toca el rabel. Los rabeles, mejor dicho: Enrique ha creado escuela y ahora Carlos, Fuensanta y Luisa también hacen sus pinitos con el instrumento. Rabeladas a lo pesao, y también letras picantonas que están en la memoria popular y de las que recogió el grupo Candeal, y otras que se sabe y nos canta Isabel, generando sorpresa y risas.

Cada vez somos más rabelistas, copleras y cantoras.
Y así terminó una grata jornada de patrimonio más, la primera de este año. Damos las gracias a todos los que la han hecho posible, y en especial a Mariano Bravo, teniente alcalde de la EATIM de Gualda, y a las vecinas y vecinos que nos han acompañado e ilustrado en el conocimiento de la localidad. ¡Hasta siempre! ¡Nos veremos en la próxima jornada, en Gárgoles de Abajo, el sábado 25 de febrero!

Recursos en internet:
- Audio del programa de radio del Rincón Verde sobre la jornada de patrimonio de Gualda, que se emitió el día antes.
- Web de Gualda


Muchas gracias a Eduardo, Enrique, Fernando, José Ángel y Mariano por las fotos y videos.

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