En esta
mañana fría de un 25 de febrero, para entrar en calor y coger energía, algunos hemos comenzado la segunda jornada de patrimonio del año con unos churros y
chocolate o café. Todo un lujo que nos ofrece el nuevo churrero de Cifuentes abriendo temprano.
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Casco viejo y monumental de Cifuentes en la visita guiada.
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Con
Luisa recorremos las calles de Cifuentes en una breve pero intensa visita
guiada, y terminamos en la Plaza Mayor. Allí ya nos espera Enrique con el resto de
los participantes para agruparnos en los vehículos y minimizar el número de
coches.
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En la Plaza Mayor de Cifuentes nos agrupamos en vehículos, y enseguida parte la comitiva.
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En el aparcamiento nos agrupamos y Enrique hace una introducción a la jornada.
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La
carretera hacia La Tajera tiene algunos baches a pesar de que se han tapado
otros muchos recientemente. Aparcamos los vehículos y nos presentan la
actividad. Vamos a recorrer unos nueve kilómetros en los que tendremos
carriles, senderos y algún tramo campo a través, todo ello con sus cuestas arriba y abajo.
Empezamos
la marcha por una pista llana pero pronto hay que tomar un pequeño sendero para bajar al valle del Ceño del Moro. Nos ayudamos unos a otros a salvar obstáculos, procurando que
nadie se caiga. La visión es espectacular, tanto por la frondosa y variada
vegetación, como por las rocas. Y de repente, ahí está el Ceño del Moro, un resalte rocoso
del que Enrique nos cuenta su formación.
Aprovechando
el resalte superior (ceño) de la enorme pared de piedra, al pie hay un abrigo de pastores
(paridera) construido con piedra seca (es decir, sin mortero, yeso ni
ningún otro cemento). Luisa nos habla de este
tipo de construcciones antiguas utilizadas para el ganado, y también de
cómo
frecuentemente los sitios así los aprovechaban los homínidos
prehistóricos.
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Foto de familia de la jornada, al pie del Ceño del Moro.
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En el abrigo, bajo la ceja del ceño, hay un impresionante ejemplar de enebro común.
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La
vegetación nos sorprende y los guías nos van contando cosas interesantes sobre enebros,
guillomos y otras plantas. Por cierto, que vemos un enebro común (Juniperus communis subespecie hemisphaerica), que no es nada
común, y valga la paradoja, ya que tiene un impresionante porte arbóreo superior a 5 metros que lo asemeja a un
abeto. Se trata de una especie sensible al calor que puede desaparecer en esta zona por el calentamiento climático, y por lo tanto de un ejemplar que debe ser cuidado y conservado.Continuamos
el camino y sorteamos los grandes bloques de caliza que jalonan el barranco, junto a grandes guillomos (Amelanchier ovalis), algún arce mediterráneo (Acer mospessulanum) y numerosos saucos (Sambucus nigra): un interesante refugio de especies poco frecuentes en la zona.
Siguiendo por el fondo del pequeño cañón fluvial, alcanzamos el angosto
desfiladero por el que se desagua el valle.
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Bajando por el desfiladero del pequeño cañón.
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Hace
frío pero luce el sol y no hace un día tan malo como habían pronosticado los
meteorólogos. ¡Es una lástima, porque estos pronósticos hacen que muchas personas potencialmente participantes
decidan no venir y luego se arrepienten cuando ya es tarde!
Ahora
comienza la cuesta arriba. Se atisba una carbonera. Desde comienzos del siglo
XX y hasta los años 70 en que comenzaron a utilizarse otro tipo de
combustibles, el carbón era necesario para abastecer las ciudades y las
carboneras se hacían en nuestros bosques. Era un trabajo muy penoso ya que
tenían que hacer una choza y permanecer día y noche para vigilar la pira de
leña de la que se obtendría el carbón que no podía dejar de arder. El proceso
duraba aproximadamente un mes. Meme recuerda cuando ella era muy pequeña, que visitó la choza donde vivían unos carboneros que tenían un niño pequeño que se
encontraba enfermo. ¡Cuántas penalidades!
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El embalse de La Tajera nos ofrece una panorámica espléndida. |
Ya
llevamos más de la mitad del recorrido y ahora nos acercamos con Enrique a ver
varias trincheras de la última guerra civil. Desde arriba divisamos
la presa y el pantano de La Tajera. ¡La vista es espectacular! Nos cuentan que la presa se
hizo sobre el río Tajuña. La expropiación de tierras se realizó en 1964
favoreciendo la despoblación de los pueblos afectados, aunque las obras no
comenzaron hasta los años 80 y no se concluyeron hasta pasado el año 2000. Hubo
muchos problemas en su construcción.
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La subida al Alto de la Tajera se nos hizo un poco pesada, pero mereció la pena.
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Seguimos
cuesta arriba por el bosque hacia el alto de la Tajera. Un grupo decide no entrar a ver los restos de la guerra civil y se quedan en el camino esperando. El resto va con Enrique a ver las profundas trincheras, los gruesos parapetos y enormes abrigos que sirvieron para refugio de tropa. Impresiona la cantidad de personas que debieron ocupar todas estas instalaciones durante varios años.
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Parte del complejo sistema de parapetos, trincheras, nidos de ametralladoras y refugios.
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Arriba
ya vemos casas en ruinas de un poblado hoy abandonado. Natalia nos cuenta que
se hizo para los trabajadores de la presa. También
hubo un proyecto de chalets y de actividades náuticas que se quedó en agua de
borrajas. El
poblado hoy en día es una finca particular.
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La entrada a una sima indica que las calizas del Cretácico están karstificadas.
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Terminado el recorrido y de vuelta a los vehículos, no sabemos si es más el hambre o el cansancio.
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Nos despedimos
junto al improvisado aparcamiento y la jornada se termina para algunos. Otros nos vamos a comer en Cifuentes.
Unos cuantos hemos traído comida y nos instalamos al sol, en el
claustro del antiguo Convento de Dominicos de Cifuentes, como ya hemos hecho en otras ocasiones.
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Terminamos la jornada compartiendo viandas y comentando las anécdotas del día.
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Después
de comer nos vamos a visitar el antiguo Convento de Belén por dentro. Ya no quedan monjas, pues hace unos años se las llevaron a Sigüenza. El Obispado ha cedido el antiguo convento a la asociación religiosa Hakuna y, aprovechando
que hoy están allí con alguna actividad, Marco, el alcalde de Cifuentes, nos concierta una visita. Ignacio nos recibe y visitamos la huerta del convento, con fuentes por
todas partes. Un numeroso grupo de jóvenes músicos y una coral cantan alegres
para nosotros. Ignacio nos enseña el convento por dentro. ¡Muchas gracias! Poco
a poco van haciendo arreglos, vemos una capilla recién reformada que ha quedado
muy bonita.
Y ahora
sí, ya nos despedimos hasta la próxima jornada de patrimonio, que será el sábado 25 de marzo y que nos llevará de
Val de San García a Moranchel por el antiguo camino que va por arriba, sin pasar por Cifuentes.
¡Hasta pronto!
Muchas gracias por las fotos a Eduardo, Enrique, Juan Luis, Mari Paz y Montse.