31/05/2024

Crónica de la ruta por los paisajes de Moranchel

En la Plaza Mayor de Moranchel nos vamos reuniendo para iniciar hoy la cuarta y última jornada de patrimonio de este año 2024, organizada por el Ayuntamiento de Cifuentes. Estamos a 25 de mayo, el mes de las flores, con una treintena de participantes, menos que en otras convocatorias.

Bienvenida, presentación y avisos para la jornada desde el palco municipal.

Desde el rellano delantero del antiguo ayuntamiento de Moranchel, a modo de "Bienvenido Mr Marshall", Enrique y Luisa se presentan para los que aún no les conocen y también nos cuentan detalles de cómo será la actividad de hoy. Un recorrido similar a otra jornada de patrimonio que se hizo en 2013, hace ya once años, pero que hoy sin duda será diferente. Lo que se repite
como en aquella ocasión, para bien de todos, es que nos volverá a acompañar Felipe Vicente, vecino de Moranchel ahora ya con 82 años, que en ambas ocasiones nos guió y acompañó para preparar las jornadas de patrimonio por su pueblo. ¡Muchas gracias, Felipe!

Salimos de Moranchel por el camino de Cifuentes que pasa por el cementerio.

Subimos junto a la panadería virtual y el juego pelota, saliendo de Moranchel por el camino de Cifuentes. Pasando el cementerio, hacemos parada en la obra de la artista local Asun Vicente sobre El Camino de la Lana, un homenaje al recorrido del Camino de Santiago a su paso por el municipio de Cifuentes. En este enlace podéis ver cómo estaba su obra recién acabada. Hoy vemos que falta una tabla y cómo el vandalismo y las inclemencias del tiempo van haciendo mella.

Luisa explica la labor de la artista local en visibilizar el Camino de la Lana.

Subiendo por el camino vemos a la derecha plantaciones de lavandín. Felipe nos dice que están algo mal, debido al exceso de humedad. Vamos subiendo “La cuesta de la Juan Malena” y Felipe, nivelando con su garrota, forma un ángulo con el suelo y nos dice el desnivel aproximado. Un buen truco que aprendemos para poder medirlo cuando vayamos con nuestro bastón de senderista.

Volviendo la vista atrás, en el horizonte y de izquierda a derecha se divisan al fondo el Pico del Ocejón y la Sierra de Altorrey, y más acá, en el borde sur del páramo de la Alcarria, se ven Hontanares y Alaminos. Enrique nos habla de la antigua cuenca sedimentaria del Tajo y de cómo se formó la Alcarria por el encajamiento del río Tajo y sus afluentes, Tajuña, Badiel y Henares.

Bajando hacia la vega de la Cañada Larga.

Dejamos el camino de Cifuentes y emprendemos la cuesta abajo. A la parte izquierda del camino le llaman “Los Nuevos” y a la derecha “La Juan Malena”. Al fondo a la izquierda vemos un corral. “Aquí no lo llamamos parideras, como en otros sitios. Aquí se le dice corral”, nos explica Felipe, y nos cuenta que las ruinas que vemos antes tenían tejas y que le llaman “El corral de Los Nuevos”.

Enrique explica el contexto de esta zona en la última guerra.

Cruzamos una estructura de hormigón construida para cruzar el drenaje de la vega de la Cañada Larga. Es una pequeña alcantarilla que llaman del “Tio Mocoso”. Cruzando y al otro lado, el camino gira a la izquierda, vega abajo por su margen derecha. Nos desviamos un poco ladera arriba para ver las trincheras de una pequeña fortificación de la última guerra. La ausencia de piedras del entorno para usar como mampostería hace que se hayan degradado mucho, pues están llenas de tierra y no se aprecian bien. Los parapetos se harían con la tierra excavada de las trincheras y poniendo sacos terreros (es decir, rellenos de tierra).

La trinchera se reconoce porque sigue la curva de nivel manteniendo la cota.

A la derecha del camino vemos un bloque de sal al que se le llama “bola de sal”, aunque tiene forma de tetraedro en lugar de bola. Nos dicen que es para que la chupen los jabalíes y corzos, les da sed, van a beber al arroyo y allí les dan caza. Al ganado también se le echaba sal, pero ya no hay ovejas en Moranchel.

La Peña del Reloj marca la hora por la sombra según la época del año.

Felipe nos cuenta sus experiencias y anécdotas como pastor cuando era niño.

"Seguimos bacho abajo", nos dice Felipe. No tiene pérdida el camino. Nos llaman la atención ahora unos conglomerados con cantos gruesos que forman un pequeño abrigo natural a modo de covacha. Es la llamada Peña del Reloj. Nuestro geólogo nos explica cómo el agua corriente de los ríos transporta todo el sedimento y va separando la grava del fondo, de la arena que va saltando, y del limo y la arcilla que van en suspensión en el agua corriente hasta que se para, ya sea en un embalse o en el mar.

Las irregularidades de la roca dan mucho juego a los gatos.

A la derecha y subiendo un poco encontramos “La Cueva de los Gatos” y trepamos cuesta arriba para verla de cerca. En realidad no es una cueva sino un abrigo en el que Asun Vicente pintó gatos en diversas posiciones aprovechando los entrantes y salientes de la roca, algo parecido a como pintaban en el Paleolítico. Se están degradando con el paso del tiempo y por las inclemencias meteorológicas, ya que están al aire libre, pero aún se aprecian bastantes de ellos.

Seguimos caminando por lo que llaman El Camino Real, que era muy ancho, aunque ahora se estreche en muchos tramos. Nos cuenta Felipe que antes de la guerra hubo un proyecto para hacer una carretera que iría por aquí desde Las Inviernas pasando por el Molino de Las Inviernas y hasta Cifuentes, pero que luego no se hizo.

Nada mejor que ir con alguien del pueblo que nos vaya contando.

Vemos una paridera grande que está junto al camino y que la llaman “El Corral del tío Jesús”. Originalmente se componía de un patio al que llaman “sereno” y de una parte techada que llaman “corral”. Este en concreto fue de propiedad particular, pero ahora es del ayuntamiento de Moranchel. Felipe nos cuenta que allí se recogían las ovejas en la noche y que hace ya muchos años, cuando él era niño, recuerda que después de encerrar a las ovejas, se volvía a casa y por el camino rezaba la siguiente oración por si se había quedado alguna oveja descarriada que pudiera ser presa del lobo:

San Antonio, flor escogida,
suplicadme vuestro bien.
Si alguna cosa hay perdida,
en gracia de Dios, amén.

Cuando llegaba a casa, su madre le preguntaba si había rezado la oración. Si no lo había hecho, entonces toda la familia rezaba un Padre Nuestro, un Ave María o lo que su madre dijera para que no le ocurriera nada malo a la oveja. Si se había rezado, la oveja aparecía al día siguiente sana y salva.

Foto de familia.

El sol pega fuerte ya en este día de mayo, aunque menos mal que sopla el viento. La ruta de hoy no es larga y no vamos aún muy cansados. Llegamos al carril que discurre paralelo al río Tajuña y lo tomamos en dirección hacia el pueblo. Se oye un cuco. Vemos un campo de centeno. Llegamos al tejar. Nos dice Felipe que se hizo después de la guerra y que ahí vivía un tejero con su familia. Lo construyeron en hacendera los vecinos del pueblo. Al otro lado, dónde ahora hay un campo de cebada, secaban la teja.

Luisa y Felipe nos cuentan sobre la construcción y uso de la casa y horno del tejar.

Luisa nos muestra en un gráfico el proceso de elaboración de las tejas y nos dice que, en la jornada de patrimonio de 2013, nos contaron que, en algunos lugares, el tejero reunía en un edificio municipal a las mujeres de las casas que le encargaban tejas, les daba una bola de arcilla amasada y cada una la moldeaba en su muslo y esa era la medida de las tejas para su vivienda. Una vez cocidas las tejas, cada mujer sabía las que eran suyas. Vemos mucha flor de gualda junto al tejar, que antiguamente se usaba para teñir de color amarillo-gualda. También vemos lino silvestre. Inés nos dice que nos fijemos en que tenga cinco pétalos ya que se parece mucho a otras flores que no son lino.

Seguimos por el carril. A la izquierda y en lo alto vemos la Peña de la Graja. Alberto nos dice que en los últimos mapas topográficos han cambiado el nombre de “graja” por “grasa”. A la orilla del Tajuña hay algunos pescadores y vemos carrizos, fresnos y chopos autóctonos que, según le dijo el forestal a Felipe, ya
casi no quedan, pues ahora hibridan con los canadienses. Una vez salimos de la chopera que nos protegía de la ventisca, la vuelta a Moranchel por la vega abierta del Tajuña es con el viento en contra.

Unas personas se interesan por las flores y otras por los restos de la guerra.

Antes de entrar de vuelta al pueblo nos desviamos un poco para ver las ruinas del “antitanque”, una fortificación para nido de ametralladora que nos vuelve a recordar la Guerra Civil.
Vemos mucho bálago, una hierba que antes se comían las mulas y hoy crece y se extiende. Casi llegando al pueblo están las eras para trillar, recuerdo de los quehaceres para la obtención del cereal.

Aspecto del fortín, con una higuera silvestre que ha salido en el medio.

Ya en Moranchel nos vamos al bar. Hace calor y lo vemos como un oasis en medio del desierto, ¡Qué bien nos sienta una bebida fresquita! Disponemos mesas y sillas al exterior y sacamos las viandas, que compartimos como siempre en animada conversación. A los postres felicitamos a Eduardo que, además de traernos su licor, hoy cumple años.

Después de comer visitamos con Luisa y Teresa, uno a uno, los trampantojos de Asun. ¡Son preciosos y embellecen grandemente al pueblo! Por último, regresamos a la puerta del bar donde se había quedado Enrique componiendo las coplas de la jornada. Buscamos una sombra bien pegados a la pared, y nos ponemos a cantarlas a ritmo de rabelada con su armónica. 

Coplas de la jornada de paisajes de Moranchel

Es sábado veinticinco, / queremos pasarlo bien,
empezamos la jornada, / paisajes de Moranchel.

Nos juntamos unos cuantos / en la plaza de Cifuentes
para_agruparnos en coches, / que_es mucho más eficiente.

En Moranchel encontramos / a los que llegaron antes:
nos esperan en la plaza / vecinos y caminantes.

Según salimos del pueblo / empieza ya_el subidón,
y por el camino vemos / trampantojos un montón.

Enrique nos cuenta cosas / de_unas capas de_arenisca,
que definen el paisaje / de laderas con sus riscas.

Dejamos la Juan Malena / y vamos ande Los Nuevos:
un corral bastante grande, / con su taina_y su sereno.

Cruzamos la_alcantarilla / que llaman del tio Mocoso:
un puentecillo muy majo / para cruzar lo vadoso.

Y_en el otro lao subimos / para ver unas trincheras,
que ya_están medio tapadas / porque se _han llenao de tierra.

Bajando por La Cerrá / se_ha_encajonao el barranco,
y subiendo por un lao / está la Cueva Los Gatos.

Siguiendo aguas abajo / llegamos hasta_el corral
y_a la_izquierda_en el camino / encontramos el tejar.

La casa donde vivía / la familia del tejero,
y el horno donde cocían / las tejas con gran esmero.

El Tajuña acompaña / el camino_hasta su borde,
y_allá_abajo con sus cañas / nos miran los pescadores.

En el llano de la vega / corre_un viento de los buenos.
Si no quiés que se te vuele, / asujétate_el sombrero.

Cuando ya vemos el pueblo / nos ponemos muy contentos,
porque ya nos queda poco / y venimos muy sedientos.

Compartimos las viandas / como_en otras ocasiones:
la tortilla, los pimientos, / empanadas y jamones.

Nos ha faltao algún vino, / que_en la_Alcarria_hay un montón.
Esperamos que lo saquen / en la próxima_ocasión.

El licor del Eduardo / ha venido cojonudo
para_aclarar la garganta/ y_afinar graves y_agudos.

Hoy era su cumpleaños, / por eso nos ha_invitao,
con churú de Morillejo / y bizcocho_emborrachao.

Y_allá va la despedida, / desde Moranchel la_echamos:
nos lo_hemos pasao mu' bien, / ¡que muy pronto nos veamos!

Y aunque pronto se jubila / la Luisi de Morillejo,
no será_una despedida, / más bien sólo_un hasta luego.

Que tenemos muchas ganas / de poderlo continuar,
compartir buenos momentos, / simplemente disfrutar.

(c) Enrique Díaz Martínez, 25 de mayo de 2024
(el guión bajo indica sinalefa)
 
Y con ello terminamos la jornada, hasta las próximas actividades nocturnas de este verano.

¡Muchas gracias a Eduardo y Teresa por las fotos!

 

16/05/2024

Paisajes de Moranchel

Bajando hacia Moranchel en la jornada de patrimonio de marzo de 2023.

 

PAISAJES DE CIFUENTES Y SUS PUEBLOS

Moranchel

El sábado 25 de mayo vamos a hacer un recorrido circular para conocer los paisajes por el entorno de Moranchel, uno de los pueblos del municipio de Cifuentes. La distancia es de unos 6 km por caminos y sendas con tramos en cuesta.


Foto aérea del recorrido en GoogleEarth. Puedes bajarlo de este enlace.

El sábado 25 hemos quedado primero en la Plaza Mayor de Cifuentes para agruparnos y salir en coches a las 9:45 am, y luego nos reagruparemos en la Plaza Mayor de Moranchel para unas explicaciones y salir andando a las 10:00 am.
 
Felipe y Luisa, preparando el recorrido.

Por el camino veremos un horno de tejas, la Cueva de los Gatos y fortificaciones de la guerra civil. También veremos vegetación de bosque mediterráneo, panorámicas espectaculares del valle del Tajuña y sus afluentes, y otras singularidades de un paisaje en permanente evolución.


Ruta de la Lana, GR-10, Coto de Pesca, Coto de Caza...

En estas jornadas de patrimonio natural y cultural intentamos descifrar el paisaje, y para ello tenemos que preguntarnos el porqué de las cosas. Descubriremos porqué cada pueblo está donde está, qué es lo que condiciona el tipo de casas y el aspecto general de un pueblo, y cómo dependemos de lo que nuestros antepasados hicieron. Nos acompañarán vecinos y vecinas que nos contarán sus vivencias, anécdotas y experiencias.


Trampantojo de Asun Vicente en uno de los muros de las casas de Moranchel.
 
Esperamos estar de vuelta a Moranchel hacia las 2 pm para comer juntos en el bar con lo que hayamos traído, y como de costumbre, terminaremos cantando unas coplas sobre lo que hemos vivido en la jornada. También puedes comer en cualquiera de los bares y restaurantes que hay en los pueblos del municipio y su entorno. En este enlace puedes ver un listado (algunos cierran parte del año, así que es recomendable llamar antes).

Cartel de la jornada de patrimonio sobre los paisajes de Moranchel.

Recomendamos a los participantes estar atentos al pronóstico del tiempo atmosférico (se puede consultar en este enlace), ya que en estas fechas es muy variable e igual puede hacer falta gorra, protector solar y agua, que caer un chaparrón y necesitar paraguas y/o chubasquero. En cualquier caso, para andar por el campo es importante llevar un calzado adecuado (con huella y que sujete los tobillos) y pantalón largo (por los pinchos y las garrapatas).

El tejar construido en la posguerra facilitó la reconstrucción del pueblo.

Se trata de una actividad gratuita organizada por el Ayuntamiento de Cifuentes con la colaboración de vecinas y vecinos. No hace falta reservar. Basta con presentarse en los lugares y horas indicados.
 
Foto aérea del norte de Moranchel con los restos de la guerra.
 
¡Te esperamos!

Gracias a Eduardo y Enrique por las fotos.



13/05/2024

Crónica de la ruta por los paisajes de Huetos

Junto a la vieja fuente de Huetos nos vamos reuniendo para iniciar hoy la tercera jornada de patrimonio de este año 2024, que organiza el Ayuntamiento de Cifuentes, municipio al que pertenece esta localidad.

La primavera ha entrado con ganas y las lilas nos reciben exuberantes.

Tras las presentaciones de rigor, Enrique y Luisa dan las gracias a Toño, vecino de Huetos, por su inestimable ayuda en el diseño y preparación de esta ruta que, sin su colaboración, no hubiera sido posible.

La primera subida, a la salida de Huetos, nos lleva por la umbría de la sierra.

Comenzamos la marcha cuesta arriba disfrutando de todo cuanto vamos viendo alrededor: sabinas, enebros, jaras, romeros, tomillos… El olor nos embriaga. Ha llovido mucho estos días de atrás y la vegetación está exuberante.

En la subida paramos a escuchar el paisaje sonoro y de paso descansamos.

Enrique nos explica que, a lo largo del recorrido, atravesaremos un anticlinal y lo podremos comprobar en las rocas del camino: en la subida por la ladera norte del cerro, las capas de roca calcárea (dolomías) asoman inclinadas hacia el norte, mientras que en el lado sur de la montaña las veremos inclinadas hacia el sur.

Al otro lado de la sierra, las capas de dolomía están cortadas por una falla.

Hoy la ruta discurre por un camino que la falta de uso y la vegetación han ido estrechando, aunque se mantiene bastante bien porque lo utilizan senderistas de Huetos y para hacer bicicleta de montaña.

El grupo se adentra en el pinar dejando las tobas calcáreas a un lado.

Después del primer ascenso, el camino llanea un poco y vamos entre árboles, lo cual se agradece porque ya hace calor. La ladera está cubierta de pinos que ocupan el espacio donde antes en gran parte había cultivos, en especial viñedos. Podemos observar los bancales de piedra que separaban pedazos y sujetaban terrazas.

La subida de vuelta, por un camino pedregoso, se hizo un poco pesada.

Alfredo, vecino de Huetos, nos dice que por Balzancao hubo un pueblo que se llamaba Poyales. Subimos ahora una cuesta empinada que es un atajo. A la izquierda hay un vallejo que llaman de “Los Enemigos” aunque los del pueblo no saben de dónde le viene el nombre. Tal vez fue por alguna guerra. Junto al camino encontramos unas rocas desprovistas de vegetación que llaman “Los Escritorios”, pero no saben el porqué de esa denominación.

La bajada de vuelta nos descubre un paisaje espectacular.

Cruzamos el antiguo camino a Carrascosa y pronto comenzamos a descender. ¡Se ve precioso Huetos desde aquí!


De nuevo junto a la fuente de Huetos, Luisa nos habla de “los Mayos” una tradición muy bonita que aún se conserva y se sigue celebrando con gran alegría, en que la música inunda las calles de Huetos, y nos anima a venir a verla la próxima noche del treinta de abril.

Una fuente bien cuidada, cumple su servicio público con eficiencia.

Alguno se despide y otros nos vamos al bar a tomar algo y a sacar nuestra comida. Como siempre, compartimos la tortilla, la ensalada, el queso, el fiambre y todo cuanto llevamos. Toño nos obsequia con vino de su cosecha. ¡Qué rico está el vino de Huetos! Tras los postres componemos unas coplas que os dejamos más abajo.

En Huetos se crían buenos vinos, elaborados con cariño según la tradición.

Después de comer y de los cafés, seguimos la jornada de patrimonio y nos vamos a visitar la cueva-bodega de Toño. Allí aparece y sale a nuestro encuentro Isabel de Toro, la de Ruguilla. No había podido venir hoy a hacer la ruta, pero nos trae un bizcocho que ha elaborado en su casa. A pesar de haber comido mucho, el bizcocho está tan rico que no hemos dejado ni una miga, y lo degustamos acompañado de los licores de Eduardo.

Toño nos explica la elaboración del vino y los problemas que tienen.

Enrique toca algunas jotas y otras piezas con sus armónicas y, después de repartir las coplas por wasap y redes sociales, entona la melodía de las rabeladas al ritmo ternario y empezamos a cantarlas (abajo va la letra).

Cantando las coplas que ya hemos repartido por wasap.

Después, de la bodega a la iglesia, donde José María y Luisa nos describen el edificio y su contenido, y nos hablan de las fiestas y tradiciones religiosas de Huetos. A continuación, damos un paseo en torno a la iglesia para verla por fuera y admirar también el valle de atrás, que es la vega del Barranco del Angosto. Finalmente, nos despedimos hasta la próxima jornada de patrimonio, que será el sábado 25 de mayo para disfrutar de los paisajes en el entorno de Moranchel.


Coplas de la jornada de paisajes de Huetos

Hoy domingo veintiuno, / que no_es cualquier día de_estos,
empezamos la jornada / de los paisajes de Huetos.

Nos juntamos unos cuantos / en la plaza de Cifuentes,
para_agruparnos en coches, / que_es mucho más eficiente.

En Huetos nos encontramos / con los que llegaron antes,
paseando por el pueblo / como buenos visitantes.

Según salimos del pueblo / empezamos la subida 
y por el camino vemos / moradas y blancas lilas.

Enrique nos cuenta cosas / de_unas capas inclinadas:
es un gran anticlinal / lo que forma_esta montaña.

Unas flores amarillas / son las del cambrón común,
y_hemos visto_otro cambrón / que_es el que_echa flor azul.

Aunque repito cambrones, / nadie se sienta_aludido:
sólo son nombres de plantas, / los decimos con cariño.
 
El uno_es cojín de monja / y_el otro cojín de suegra...
¿En qué estarían pensando / los que juntan esas letras?

Curruca capirotada / y reyezuelo listado,
aunque no los hemos visto, / sí los hemos escuchado.

Más alante_hay una falla / porque se rompió la roca.
Vemos vetas y fracturas, / y calcita_hay una poca.

A la sombra del pinar / bajamos a Valzancao,
pasando por unas ruinas / que dejamos ahí a_un lao.

Luego_hay una cuesta larga / con mucho cantito suelto;
más de uno_ha_aterrizao / sin ningún planeamiento.

Cuando ya vemos el pueblo / nos ponemos muy contentos,
porque ya nos queda poco / y venimos muy sedientos.

Una fuente nos espera, / que de_agua va cargadita.
De_ella_hemos bebido todos/ porque_estaba muy fresquita.
 
Nos juntamos en el porche, / debajo_el ayuntamiento,
compartiendo las viandas, / el comercio y_el bebercio.
 
Vamos a la cueva'l Toño / después de catar su vino 
y comemos un bizcocho / que Isabel nos ha traído. 

El pacharán de_Eduardo / ha venido cojonudo
para_aclarar la garganta/ y_afinar graves y_agudos.

Habrá que volver muy pronto / a_este pueblo_ acogedor
que tiene muy buenos vinos, / guardando la tradición.

Y_allá va la despedida, / desde Huetos os la_echamos:
nos lo_hemos pasao muy bien, / ¡hasta los próximos mayos!
 
(c) Enrique Díaz y Luisa Alcázar
(el guión bajo indica sinalefa)
 
¡Muchas gracias a Mari Paz y a Eduardo por las fotos!