15/11/2023

Crónica de la ruta de los chozos de Ruguilla


Hoy visitamos algunos de los chozos construidos en piedra seca y distribuidos por Los Llanos de Ruguilla. Una treintena de personas
estamos bajo el paraguas en La Chorrera de Ruguilla, junto al parque infantil de la chopera, atentos a la presentación de la actividad que nos hacen Enrique y Luisa. Chispea un poco, así que salimos presurosos hacia el paraje de Los Llanos, por el camino de Huetos.

El grupo en marcha hacia los chozos.

Nada que envidiar a los paisajes del norte de España o de la Toscana italiana.

El valle que dejamos a la izquierda nos ofrece un paisaje otoñal espectacular, con las tonalidades de amarillos y verdes de chopos y nogales. Como el suelo está mojado, el olor de las aromáticas nos embriaga. Tomillo, ajedrea, salvia, mejorana… Isabel nos va mostrando las plantas y contando algunas de sus aplicaciones.

Con el calor y la lluvia, algunas plantas se han despistado y se creen que es primavera.

Cuando llegamos al borde superior de la mesetilla de Los Llanos, el camino discurre entre cultivos limitados por vallas de piedra seca y nos fijamos en ellas. Están hechas con lajas grandes en los laterales, con su interior relleno de piedras más pequeñas. Mampostería de piedra colocada en seco, sin argamasa, similar a la que luego veremos en los chozos.

Casi toda la roca que vemos es de toba, y Enrique nos muestra un mapa de los tres tipos de toba que hay en el municipio y dónde está situada cada una, de distinta antigüedad y resistencia, pero con un origen similar a partir de aguas cargadas en carbonato. Muchas de las piedras aprovechadas en la construcción de los vallados y chozos han salido del propio terreno, al ararlo. Todos los fragmentos se aprovechan de una forma u otra, según su tamaño y forma.

Algunos chozos de entrada baja tienen espacio para que varias personas se pongan de pie.

Por el camino aprendemos a distinguir los dos tipos de enebro: el de la miera (frutos rojos y hojas con dos rayas) y el de la ginebra (enebro común, frutos azules y hojas con una raya). También comparamos y diferenciamos la sabina albar de la sabina mora. Cuatro especies de cupresáceas del mismo género Juniperus, adaptadas a las duras condiciones del clima de esta zona, en la transición de la Sierra a la Alcarria.

Entrada al chozo con sillarejo bien escuadrado.

Entre los antiguos cultivos de Los Llanos vemos el primer chozo y enseguida comenzamos a ver varios más. Se trata de construcciones de piedra seca que en otros lugares se llaman chozones, bombos, barracas y otros nombres más, pero en Ruguilla les llaman chozos.
 

Algunos de los chozos permiten alojarse a varias personas.

La mayoría son de planta redondeada subcircular, cubiertos con una falsa cúpula de lajas por aproximación de hiladas en espiral, y también hay algunos de planta rectangular con techo de bóveda apuntada. En general están hechos con mampostería concertada y, para mayor estabilidad, sillarejo hacia la base de muros y bóvedas. Vemos unos pocos, pero empieza a llover más fuerte y con viento racheado, así que decidimos ar por terminada la ruta y tomamos el camino de vuelta hacia Ruguilla. ¡Tendremos que volver otro día para verlos todos con más detalle!

Nada mejor que unas migas recién hechas, suavizadas con uvas y vino de Ruguilla.

Ya en el pueblo nos esperan en la sede de la Asociación Cultural Santa Catalina, donde percibimos el calor de la calefacción y la
agradable acogida que nos dan los vecinos de la asociación. Nos ofrecen ropa seca para que nos cambiemos, y nos terminan de preparar unas migas que resultan estar de rechupete. ¡Muchísimas gracias!

Después de redactar las coplas, unas fotos con el móvil y a compartir para cantarlas todos.

Completamos la comida con lo que hemos traído: pimientos, chorizos y
tortillas de patata, que también repartimos entre todos. Terminamos con postres variados: rosquillas y bizcocho de chocolate de Begoña, chocolate de Enrique, puches y cachos de Isabel, pastas y un buen café de la Asociación Cultural Santa Catalina.

Hoy Enrique se ha traído el rabel, y con ayuda de Isabel, en unos minutos escriben estas coplas sobre lo sucedido durante la jornada para luego cantarlas entre todos como rabeladas a lo pesao:

Coplas de la ruta de los chozos de Ruguilla
Sábado 4 de noviembre de 2023

Hoy es cuatro de noviembre / y hemos quedao en Ruguilla.
Nos van a enseñar los chozos / que tienen en esta villa.

El día amanece gris, / parece que va a llover.
Nos juntamos en el parque, / que ya somos más de diez.

Por el camino de Huetos / empezamos la excursión,
y a media cuesta, la foto, / con paisaje de impresión.

El camino se encarrila / con muros de piedra seca,
y vemos el primer chozo / al terminarse la cuesta.

El viento y la lluvia empiezan, / pero no nos desaniman,
y seguimos nuestra marcha / entre enebros y sabinas.

Vemos romero y tomillo, / ajedrea y mejorana,
espliego y salvia pisamos / que perfuman la mañana.

Enrique explica las tobas, / aceleramos el paso,
quedan más chozos por ver / y hace rasca por Los Llanos.

La estructura de los chozos / nos deja alucinados...
¡Lo que hacían con las piedras / nuestros paisanos de antaño!

Arrecia el viento y la lluvia, / es mejor que nos volvamos.
Recortamos el trayecto, / que ya estamos empapados.

Vemos otro par de chozos, / uno muy elaborado.
Volveremos para ver / lo que nos hemos dejado.

Regresamos hacia el pueblo, / por El Callejón pasamos,
y bajando por Las Cuevas / a La Chorrera llegamos.

Vamos a la Asociación / a calentarnos un rato.
Nos esperan unas migas, / rosquillas, licor y cachos*.

Como hacemos otras veces, / compartimos la comida,
el vino de las bodegas, / el chorizo y la tortilla.
 
Y al acabar la jornada, / el Enrique y la Isabel
nos han escrito estas coplas / para recordarla bien.

Que Ruguilla tiene fama / de músicos y cantores,
y también en las jornadas / guardamos las tradiciones.

Y allá va la despedida, / la que echan en esta zona:
la madre que nos parió / se merece una corona.

Y llegamos al final, / se acabó lo que se daba,
nos vemos con el zumaque / en la próxima jornada.

© Enrique Díaz e Isabel de Toro

* En este enlace puedes ver qué son los cachos y cómo se hacen.

 

 

Los autores de las coplas, cantándolas como rabeladas.

 

A pesar de la lluvia mañanera, hemos disfrutado mucho de todo: compañía, paisaje, aventura, gastronomía local, calor humano y música tradicional. Agradecemos a nuestros guías locales: Miguel, Gema, Merce, Jesús, Inma y sobre todo Isabel.

El recorrido que pensábamos hacer (si no hubiera llovido tanto...) queda disponible en este enlace de la convocatoria de la jornada. Nos veremos de nuevo el sábado 11 en la Ruta por el zumaque y la sabina albar en Cifuentes.

 

26/10/2023

X Marcha por el Camino de la Lana


Luce el sol, aunque hace frío por la mañana temprano en Gárgoles de Abajo. En la plaza humea el chocolate que nos están preparando. Hoy celebramos, por décimo año consecutivo, el recorrido por la Ruta de la Lana. Poco a poco va llegando la gente. Algunos son caras conocidas, para otros es su primera vez.

Luisa nos hace las presentaciones de rigor y enseguida nos ponemos en camino, no sin antes darles un fuerte aplauso a quienes nos han preparado el desayuno. ¡Ese chocolate con bizcochos nos da energía para emprender el camino!


Visitamos y admiramos por dentro y por fuera la iglesia de Gárgoles, que nos sorprende por su tamaño y la simbología de su portada. Calle abajo, camino del Parador, nos detenemos ante la pared de una casa en la que se ve una piedra de toba. Encontraremos muchas como esta hoy, nos dicen. Enfrente, vemos muchas cuevas excavadas en ese tipo de roca. Se vienen utilizando como bodegas desde hace muchos siglos.Todos los vecinos tienen la suya y algunos incluso más de tres.


Ya en El Parador, que así se llama la antigua posada donde se alojó Camilo José Cela y también el paraje junto al puente que cruza el río Cifuentes, Luisa nos habla del origen del Camino de Santiago y de este en concreto llamado "de la Lana", ruta comercial y de peregrinación a la vez.

Por el bonito puente medieval, de esos que llaman de “lomo de asno” por su forma, cruzamos el río Cifuentes y tomamos el camino a Gárgoles de Arriba. A nuestra derecha vemos la chimenea de la vieja fábrica de papel que aún se mantiene en pie.


Por el camino marchamos en animada charla y cuando queremos darnos cuenta ya estamos entrando en Gárgoles de Arriba. ¡Nos os olvidéis de sellar!, nos recuerdan, y mientras Eduardo va poniendo el cuño, Natalia nos habla del uso de la toba en la edificación de la Iglesia. ¡Curioso el chapitel que remata la torre!, señala Luisa. Nos adentramos en el templo y después rodeamos el edificio para contemplar el magnífico ábside románico.

A la salida del pueblo está la fuente. Tiene bien separadas la zona para llenar cántaros y botijos, de la zona del pilón, donde bebían en su día las caballerías.

Al cruzar de nuevo el río Cifuentes vemos el antiguo lavadero de Gárgoles de Arriba, construido con losas en las márgenes del propio cauce, y donde lavaban de rodillas las mujeres y niñas.


Cruzamos la carretera N - 204 y ascendemos por un camino hasta la ermita de San Blas, donde nos cuentan que hubo un convento de monjas dominicas dedicado a este santo, y que no era el conocido San Blas de Armenia, sanador de los males de garganta, sino otro llamado San Blas del Tovar, pero al que también se le atribuye ese poder curativo. El Duque de Lerma, en el siglo XVII, se llevó las reliquias del santo y también a las monjas a su ciudad burgalesa. Muy cerca de Gárgoles de Arriba quedan las ruinas de una villa romana, y Luisa nos muestra fotografías de sus mosaicos.

Llevamos recorrido la mitad del camino. Pronto llegaremos a Cifuentes, donde hacemos un pequeño descanso y nos congregamos de nuevo junto a la Iglesia de El Salvador. Nos ponen el tercer sello mientras nos explican las bellas portadas de este templo, en especial la llamada Puerta de Santiago, ¡una verdadera joya del románico!.

Por la calle de Las Campanas salimos hacia el camino de Moranchel, última etapa de nuestro recorrido. Allí están cocinando unas judías que huelen de maravilla.

Disponemos sillas y mesas junto al bar de Moranchel y nos vamos acercando a recoger las judías. Se agradece un plato caliente en un día frío del otoño. ¡Riquísimas!


Tras la comida, ya no hace frío y hemos repuesto fuerzas para hacer una visita guiada por este pequeño pueblo. Vemos los trampantojos de Asun Vicente, el Pico de la Torre al que algunos se atreven a subir, y su Iglesia dedicada al Dulce Nombre de Jesús.



Nos despedimos hasta pronto ya que en noviembre estamos emplazados para otros dos recorridos: una ruta por los chozos de Ruguilla (el día 4 de noviembre) y otra ruta por el zumaque y la sabina albar en Cifuentes (el día 11 de noviembre). ¡Hasta pronto!

Muchas gracias al Ayuntamiento de Cifuentes por organizar esta actividad y por ofrecer el chocolate en Gárgoles de Abajo y las judías alcarreñas en Moranchel. Y muchas gracias a Luisa y Eduardo por las fotos.