Hoy visitamos algunos de los chozos construidos en piedra seca y distribuidos por Los Llanos de Ruguilla. Una treintena de personas estamos bajo el paraguas en La Chorrera de Ruguilla, junto al parque infantil de la chopera, atentos a la presentación de la actividad que nos hacen Enrique y Luisa. Chispea un poco, así que salimos presurosos hacia el paraje de Los Llanos, por el camino de Huetos.
El grupo en marcha hacia los chozos. |
Nada que envidiar a los paisajes del norte de España o de la Toscana italiana. |
El valle que dejamos a la izquierda nos ofrece un paisaje otoñal espectacular, con las tonalidades de amarillos y verdes de chopos y nogales. Como el suelo está mojado, el olor de las aromáticas nos embriaga. Tomillo, ajedrea, salvia, mejorana… Isabel nos va mostrando las plantas y contando algunas de sus aplicaciones.
Con el calor y la lluvia, algunas plantas se han despistado y se creen que es primavera. |
Cuando llegamos al borde superior de la mesetilla de Los Llanos, el camino discurre entre cultivos limitados por vallas de piedra seca y nos fijamos en ellas. Están hechas con lajas grandes en los laterales, con su interior relleno de piedras más pequeñas. Mampostería de piedra colocada en seco, sin argamasa, similar a la que luego veremos en los chozos.
Casi toda la roca que vemos es de toba, y Enrique nos muestra un mapa de los tres tipos de toba que hay en el municipio y dónde está situada cada una, de distinta antigüedad y resistencia, pero con un origen similar a partir de aguas cargadas en carbonato. Muchas de las piedras aprovechadas en la construcción de los vallados y chozos han salido del propio terreno, al ararlo. Todos los fragmentos se aprovechan de una forma u otra, según su tamaño y forma.
Algunos chozos de entrada baja tienen espacio para que varias personas se pongan de pie. |
Por el camino aprendemos a distinguir los dos tipos de
enebro: el de la miera (frutos rojos y hojas con dos rayas) y el de la ginebra (enebro común, frutos azules y hojas con una raya). También comparamos y diferenciamos la sabina albar de la sabina
mora. Cuatro especies de cupresáceas del mismo género Juniperus, adaptadas a las duras condiciones del clima de esta zona, en la transición de la Sierra a la Alcarria.
Entrada al chozo con sillarejo bien escuadrado. |
Algunos de los chozos permiten alojarse a varias personas. |
La mayoría son de planta redondeada subcircular, cubiertos con una falsa cúpula de lajas por aproximación de hiladas en espiral, y también hay algunos de planta rectangular con techo de bóveda apuntada. En general están hechos con mampostería concertada y, para mayor estabilidad, sillarejo hacia la base de muros y bóvedas. Vemos unos pocos, pero empieza a llover más fuerte y con viento racheado, así que decidimos ar por terminada la ruta y tomamos el camino de vuelta hacia Ruguilla. ¡Tendremos que volver otro día para verlos todos con más detalle!
Nada mejor que unas migas recién hechas, suavizadas con uvas y vino de Ruguilla. |
Ya en el pueblo nos esperan en la sede de la Asociación Cultural Santa Catalina, donde percibimos el calor de la calefacción y la agradable acogida que nos dan los vecinos de la asociación. Nos ofrecen ropa seca para que nos cambiemos, y nos terminan de preparar unas migas que resultan estar de rechupete. ¡Muchísimas gracias!
Después de redactar las coplas, unas fotos con el móvil y a compartir para cantarlas todos. |
Completamos la comida con lo que hemos traído: pimientos, chorizos y tortillas de patata, que también repartimos entre todos. Terminamos con postres variados: rosquillas y bizcocho de chocolate de Begoña, chocolate de Enrique, puches y cachos de Isabel, pastas y un buen café de la Asociación Cultural Santa Catalina.
Hoy Enrique se ha traído el rabel, y con ayuda de Isabel, en unos minutos escriben estas coplas sobre lo sucedido durante la jornada para luego cantarlas entre todos como rabeladas a lo pesao:
* En este enlace puedes ver qué son los cachos y cómo se hacen.
Los autores de las coplas, cantándolas como rabeladas. |
A pesar de la lluvia mañanera, hemos disfrutado mucho de todo: compañía, paisaje, aventura, gastronomía local, calor humano y música tradicional. Agradecemos a nuestros guías locales: Miguel, Gema, Merce, Jesús, Inma y sobre todo Isabel.
El recorrido que pensábamos hacer (si no hubiera llovido tanto...) queda disponible en este enlace de la convocatoria de la jornada. Nos veremos de nuevo el sábado 11 en la Ruta por el zumaque y la sabina albar en Cifuentes.
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