05/10/2022

Crónica de la X Marcha por el Camino Real de Carrascosa a Trillo

Hoy sábado 24 de septiembre nos hemos levantado temprano para acudir a la décima marcha al Monasterio de Óvila. Parece que va a hacer buen día. Salimos en diferentes grupos desde Carrascosa, Sotoca y Trillo, como estaba previsto.

En Sotoca nos hemos reunido en el campo de futbol, junto a su bonito y curioso lavadero. Venimos de lugares diferentes, como Cifuentes, Madrid, Moranchel y Morillejo. Algunos participantes nos conocíamos ya, y otros son nuevos. Nos presentamos e iniciamos la marcha guiados por Luisa, la arqueóloga responsable de la oficina de turismo de Cifuentes que ya conocemos de las Jornadas de Patrimonio y de otras marchas al monasterio cisterciense de Óvila en años anteriores.

El camino es fácil y discurre entre huertos a la vega de un barranco. Encontramos pocas subidas y pocas bajadas, lo cual se agradece. La temperatura es ideal. Lo único que molesta un poco son las moscas. Se nota que ya hace un mes que emigraron a África nuestras aves insectívoras para pasar allí el otoño y el invierno. ¡Cómo echamos de menos a estos aviones, golondrinas y vencejos!


Hay un tramo del camino donde la vegetación ha formado “un túnel”. ¡Es una gozada atravesarlo! Hemos tenido un verano muy seco y caluroso, pero toda esta vega regada por el Arroyo del Estrecho es un vergel umbroso, y eso se agradece.

Llegados al monasterio, nos juntamos con el grupo de los que vienen de Trillo. No están todos pues, como han llegado temprano, algunos se han ido con Raúl, nuestro geólogo, al encuentro del grupo que viene desde Carrascosa.

 

Los de Masegoso en El Colvillo.

Manuela nos explica.

Las personas que salieron desde Trillo, nos cuentan que se fueron reuniendo en la Plaza de la Vega. Después de los saludos y las amplias sonrisas de satisfacción por volver a verse y a reencontrase las que ya se conocían, y de incorporar al grupo a las nuevas, emprendieron la marcha con una mañana fresquita. Les acompaña Manuela, la responsable de la Oficina de Turismo de Trillo, que sugirió pasar por las instalaciones de El Colvillo para disfrutar de las hermosas vistas que se ven desde allí, y de paso contarles algunos datos muy interesantes.

Luego, al seguir por la senda que discurre en paralelo al río, el paisaje seguía siendo espectacular. A la derecha, el río, pausado, tranquilo, silencioso a veces, pero ruidoso, inquieto y rápido otras. A la izquierda, impresionantes farallones verticales con curiosas oquedades y alguna buitrera en la que incluso pudieron observar buitres. Y delimitando la senda, una frondosa vegetación en la que abundan especies tanto de plantas aromáticas como de árboles de ribera.

Las Tetas de Viana marcan el horizonte hacia el suroeste del recorrido.

Resultó muy curiosa la abundancia de arbustos de boj, conocidos como bujes por la zona, que ya empezaban tímidamente a mostrar su tonalidad otoñal. También acompañaban el camino varios carteles informativos sobre flora, fauna y características de la zona. Más adelante, la brusquedad del paisaje se suavizó al aproximarse a la carretera de entrada a la finca en la que se encuentra el monasterio. Allí era el punto de reunión de los tres grupos que fueron llegando de manera desigual y se tardó un ratito hasta reunir a todos.

Nos reunimos ya los tres grupos junto a lo que fue la entrada a la cilla del monasterio. Los de Carrascosa, acompañados por Pablo, su alcalde, y por Fernando, nuestro geógrafo, han ido comprobando metódicamente que los mojones que señalizan el camino están en su sitio, y eso les ha hecho llegar un poco más tarde.

 

Luisa y Manuela nos hablan de la importancia que tuvo el monasterio y de su triste destino desde las desamortizaciones del siglo XIX, su posterior expolio ya en el siglo XX, y la reciente construcción en California de un nuevo monasterio con parte de los sillares de piedra que se llevaron justo antes de la crisis de 1929. Visitamos las ruinas con tristeza y admirando lo que aún queda, sobre todo su claustro.

Acabada la visita, hay que regresar para recoger los coches. Algunos vamos a Carrascosa, donde degustamos un magnífico aperitivo que nos ha preparado Begoña, la esposa de Pablo, y completamos con la comida de picnic que cada cual ha traído.

 

En la sobremesa, como no podía ser de otra forma, Carlos saca su rabel y Pilar saca unas coplas sobre la marcha de hoy. No cambiamos ni una coma, están perfectas y reflejan muy bien todo lo ocurrido. Las cantamos todos al ritmo del instrumento, y catamos el licor que nos ha preparado Eduardo con el verdadero aguardiente de Morillejo.

No podíamos marcharnos de Carrascosa sin visitar su magnífica iglesia cisterciense, como el monasterio que acabamos de ver. Admiramos su retablo, en el que está Santa Librada, patrona de los partos difíciles, y Luisa nos cuenta la curiosa vida de esta mujer.


Nos despedimos de Pablo y Begoña y nos vamos de nuevo hacia Sotoca para visitar con Luisa las tumbas visigodas. ¡Qué curiosas, son antropomorfas!

Tumba visigoda antropomorfa de Sotoca de Tajo.

Ya en Sotoca, nos despedimos con un hasta pronto, pues el sábado 22 de Octubre nos volveremos a ver para recorrer el Camino de la Lana por el término de Cifuentes.

En la marcha participaron medio centenar de caminantes que se juntaron en Óvila (véase la foto de grupo), en la comida de Carrascosa estuvimos algo más de 20 personas, a la visita de la iglesia se apuntaron 16, a la de las tumbas de Sotoca 10 personas, y terminamos quedando 6 en el bar de Sotoca.

 

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