Hoy sábado 24 de febrero, día frío como ya se anunciaba,
vamos concentrándonos en la plaza de Masegoso de Tajuña para comenzar la
primera jornada de patrimonio prevista para este año. Poco a poco va llegando
la gente y, atraídos por un agradable olor, nos vamos acercando hacia la puerta
del Museo del Pastor y del Labrador. Allí, unos vecinos de Masegoso nos están
preparando un rico chocolate acompañado de bizcochos y madalenas que nos ayudan
a entrar en calor. ¡Qué rico todo! ¡Muchas gracias!
La cocina del Museo del Pastor y del Labrador |
La mula del museo atrae a los visitantes y nos recuerda lo importante que fue en la vida rural. |
Caminamos de nuevo hacia la plaza por calles muy distintas a
las de cualquier otro pueblo de la Alcarria. Subimos por una escalinata. La plaza se yergue elevada sobre una plataforma bordeada por las casas adosadas del pueblo, con trazado de calles paralelas
y perpendiculares. En el nivel más elevado está
la iglesia.
La reconstrucción del pueblo fue concebida con una idea imperialista durante la dictadura franquista. El trazado recuerda a una ciudad romana, con su templo en la parte más alta, el foro dominando la urbe, y las calles formando una retícula ortogonal. Durante la última Guerra Civil, el pueblo quedó destruido y, acabada la contienda, la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones terminó de derribar la mayor parte de lo que quedaba y se construyó un pueblo nuevo con el trazado actual.
La reconstrucción del pueblo fue concebida con una idea imperialista durante la dictadura franquista. El trazado recuerda a una ciudad romana, con su templo en la parte más alta, el foro dominando la urbe, y las calles formando una retícula ortogonal. Durante la última Guerra Civil, el pueblo quedó destruido y, acabada la contienda, la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones terminó de derribar la mayor parte de lo que quedaba y se construyó un pueblo nuevo con el trazado actual.
Son ya casi las diez. Nos dan los últimos detalles de logística y nos ponemos en marcha. Salimos del pueblo por la Cañada Real Soriana Oriental. Bernabé y Pilar nos hablan sobre las dimensiones que ésta debería tener y que no siempre se respetaban.
Pasamos por debajo de la
carretera. Pilar y Enrique nos hablan de la voladura del antiguo puente
durante la guerra y dónde estuvo
situado el frente.
Junto al puente, Pilar y Enrique nos cuentan lo que pasó aquí en la guerra. |
Seguimos camino hasta el Corral del Puente, también conocido como el Corral del Tio Pantaleón. Junto a él hay dos grandes paneles, uno con un mapa en el que se refleja la Cañada Real Soriana Oriental, y donde unos vecinos han corregido el nombre del río, ya que habían puesto Jarama (¡!). En el otro panel se habla sobre la construcción del corral. Pilar Villalba, la nieta de Pantaleón, nos cuenta con emoción cómo y porqué construyó el corral su abuelo con material reciclado en su parte baja y adobe en su mayor parte. El corral incluye el llamado sereno, para guardar el ganado al aire libre cuando el tiempo era bueno, otra zona a cubierto para resguardarlo de las inclemencias del tiempo, y en su parte alta la cámara para secar el grano. Junto al corral estaba la era donde se trillaba.
Luisa nos invita a ver el paisaje y nos muestra dos fotos aéreas. En la más antigua se ven muchas parcelas alargadas, que en Masegoso llaman “Las Largas” y en otros lugares se llaman “Longueras”. Estas formas son el resultado de los sucesivos repartos de la tierra en épocas anteriores. En otra fotografía actual nos muestra el paisaje resultante de la concentración parcelaria, que es utilizada para evitar la sucesiva subdivisión del terreno, y que en nada recuerda a la anterior. La actual tendencia a las grandes parcelas con monocultivos reduce la diversidad de hábitats y paisajes.
Enrique nos contó el origen de los sedimentos fluviales. |
El camino es cómodo y no hay barro. La ausencia de lluvias
de la última semana lo ha dejado estupendo para caminar. Enrique nos habla de
los sedimentos fluviales que se aprecian muy bien en el corte del camino. Pilar nos cuenta que en Masegoso este lugar es conocido como Los Arenales, donde antiguamente sacaban un poco de arena cada vez que iban a fregar los cacharros. Frotándolos con la arena se conseguía una mejor abrasión para quitar lo pegado y dejar perolas y sartenes bien limpias.
El cielo sigue despejado y el aire es bastante frío, pero caminando entramos en calor. El campo tiene color de invierno, tierras ocres y marrones, árboles grisáceos. Cada estación tiene sus colores y su belleza.
Por el camino seguimos viendo restos de la guerra. A nuestra derecha hemos dejado el Cerro de la Tía Emilia, en el que quedan los restos de un fortín que alojó un cañón antitanque y que después de la guerra fue utilizado como vivienda por la Tía Emilia y su familia. Un poco más adelante vemos un nido de ametralladora que barría la vega y que fue volado tras la guerra.
Moranchel tiene una panadería muy especial... |
Recorriendo sus calles, vamos disfrutando de los
trampantojos que ha pintado Asun Vicente, una artista de Moranchel, y con ellos
recordamos la vida de antes en los pueblos. Cuerno para tocar a dula, poyo,
arbollón, tirachinas, porrón, botillo, horno comunal. Son objetos ya casi olvidados
y que, al dejar de usarse, se pierden también las palabras que los designan.
Uno de los huecos por impacto de metralla en la pared todavía conserva un fragmento. |
La Alcarria muestra un paisaje peculiar en esta zona. |
Avanzamos, retrocedemos brevemente, charlamos con antiguos
amigos y con otros que acabamos de conocer. La marcha se hace amena. Pronto
llegamos a Cifuentes. Allí Luisa nos muestra la casa que llaman “de la sinagoga”
y nos habla del barrio judío. Camino de la Iglesia del Cristo Salvador, un
extraño nombre de calle nos sorprende y nos cuentan dos historias sobre su
origen.
La calle Empedrada, con el castillo al fondo. |
El Pórtico de Santiago, típicamente románico. |
La jornada termina en Santo Domingo, hoy centro cultural y oficina de turismo, pero que en su día fue convento dominico dedicado a San Blas. ¡Precioso claustro! ¡Y sorpresa! Ahí está Ángel Luis, que nos ofrece un aperitivo de queso y miel. ¡Riquísimo todo! ¡Muchas gracias!
Algunos se despiden. José Luis, Marco y algún voluntario más transportan a los conductores a Masegoso para que recojan sus coches y otros nos quedamos. Da el sol y es agradable. Sacamos mesas y sillas y nos acomodamos para comer con nuestras viandas.
Cantando las coplas mientras los rabelistas acompañan. |
Nos da pena que se termine. Nos veremos en la próxima
jornada, el 24 de marzo que iremos de Solanillos a Gárgoles de Arriba. ¡Os
esperamos!
¡Muchas gracias a Eduardo, Enrique y Maripaz por las fotos!
Tienes más información disponible en la entrada de este blog con la convocatoria de la jornada.
¡Muchas gracias a Eduardo, Enrique y Maripaz por las fotos!
Tienes más información disponible en la entrada de este blog con la convocatoria de la jornada.
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